MASC VS FEM: ¿Por qué existe tanto odio entre el propio colectivo gay?
MASC VS FEM: ¿Por qué existe tanto odio entre el propio colectivo GAY?
Uno de los grandes debates dentro del colectivo LGBT, concretamente entre los hombres homosexuales, es el de la feminidad. Por un lado tenemos quién defiende que los hombres (homosexuales o no) puedan ser masculinos o femeninos, vamos, como quieran ser, ya que de eso se trata la libertad. Otros, en cambio, piensan que un hombre gay muy femenino perpetra un estereotipo de homosexual frágil, que en el fondo quiere ser una mujer y se tiene que conformar con ser un hombre gay.
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Sea como sea, al margen de eso hay otro debate y es el de las preferencias sexuales. Obviamente no podemos obligar a nadie a ser como nosotros queramos que sea, pero sí podemos vivir y convivir en respeto y armonía con gente que no entra dentro de nuestras preferencias. Estamos hartos de ver en perfiles de Grindr y demás gays homófobos o, mejor dicho, plumófobos, que no soportan la pluma y, en los casos más extremos, no pueden ni con el ambiente.
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¿Son los hombres gays más masculinos que los heteros?
'Attitude' ha llevado a cabo una encuesta que ha puesto números a este debate: el 71% de sus lectores gays sienten rechazo sexual ante cualquier hombre que muestre señales de feminidad y el 41% considera, además, que los chicos femeninos dan una mala imagen a la comunidad gay.
Al final del día ¿Qué es la masculinidad? ¿Ser rudo? ¿Poner voz de macho? ¿Escupir al suelo? Tenemos un concepto de lo que es ser "hombre" como algo bastante obtuso, que asociamos a hombres agresivos, con tendencias al maltrato y a la posesión. De hecho, considerar el adjetivo "ser un hombre" menosprecia el de "ser mujer" o "ser femenino", por lo que quizá deberíamos revisar qué entendemos por masculinidad.
En el propio artículo de 'Attitude' llegan a una interesantísima conclusión: ¿Qué es más valiente: hacerte el machote o no tener miedo de mostrar tu lado femenino, si es que lo tienes? Al final, el verdadero valor está en ser uno mismo y no dejar que los demás decidan por ti.
