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Madonna arrasa en su primera noche en Barcelona

CASI DOS HORAS DE ESPECTACULAR SHOW
 



 

No la llaman la Reina del Pop porqué sí. No aguanta 27 años de gira, superándose a sí misma, sin que todo sea mérito único y exclusivamente suyo. Madonna llegó anoche al Palau Sant Jordi de Barcelona y la capital catalana (o internacional, a tenor de las nacionalidades de los allí presentes) se rindió a los pies de una mujer que puede con todo y que su manera de afrontar la avanzada edad se traduce en trabajar más y más duro.

Madonna empezó, como es más que habitual en ella, 45 minutos tarde. Estar en pista era un suplicio, sufriendo el calor tanto de la cola al sol como de la presión de los otros asistentes, pero todo eso desapareció cuando las luces de apagaron y el botafumeiro empezó a echar humo y a impregnar las primeras filas. Una impresionante Iglesia nos confirmaba que estos han sido, de calle, los screenings de mejor calidad hasta la fecha de Madonna. Tras el Act of Contriction, el confesionario volador estalla en mil pedazos y nos muestra a la Reina del Pop en todo su esplendor, que lo da todo con un maravilloso playback de 'Girl Gone Wild'. La iconografía religiosa desaparece para dar lugar a la violencia, con un 'Revolver' normalito, pero necesario para el acto. 'Gang Bang' marcó una de las actuaciones más esperadas, con un sonido algo flojo (una versión rock habría sido mucho más contundente) pero con una escenografía de lujo, con la habitación de hotel en la que Madonna dispara a todos sus bailarines, para terminar con un minutito de 'Papa Don't Preach' que siempre viene bien.

 



 

'Hung Up' es una de las versiones más flojas pero uno entiende el significado dentro de la trama. Y nos encanta verla andar por la cuerda sola, aunque sean solo tres pasitos. 'I Don't Give A' dio el sorpresón y se convirtió en una de las favoritas por los fans, desde su letra, al estribillo y sobretodo por interpretarla en la punta de la pasarela, dejando un poco de lado el Golden Triangle y haciendo caso a sus fans menos afortunados. El primer interludio nos mostró a unos bailarines contorsionistas que nos hicieron chirriar los dientes con sus gestos imposibles, mientras una imaginería de funerales y tumbas ilustraba las pantallas.

 



 

El acto majorette fue el siguiente, y casi sin avisar nos encontramos cantando 'Express This Way' y viendo las pantallas en las que unos pequeños monstruos se comen unas latas llenas de elementos de Madonna o David Bowie. Que sutil eres, cariño. 'Turn Up The Radio' mejora lo que no está escrito en su versión en directo, con guitarras y con una intro homenaje a sus hits. Afortunadamente, la sección baladas ha quedado muy reducida. Madonna solo interpretó 'Open Your Heart' junto a Kalakan (que los presentó como "el grupo de Biarritz") que empezó como balada y terminó como bombazo folklórico; y a continuación 'Masterpiece', no sin antes hablar con el público y demostrar que 53 años le han dado para aprender a decir "¿Comprende mucho?" y "¿Comprende mucho mucho?

 



 

'Justify My Love' es un interludio de aquellos que nos obliga a odiar a Madonna, porque es de lo mejor que ha grabado en años, mucho mejor que los vídeos de la última década: una mujer madura, sensual, siendo perseguida por unos payasos terroríficos y, de camino, un poco de anuncio de lencería, que siempre queda bien. Lo siguiente fue un trío de canciones que ya interpretó, casi en el mismo orden, en el 'Sticky & Sweet', pero se lo perdonamos porque esa sección BDSM estuvo muy lograda. Primero un autohomenaje con unos pechoconos metálicos mientras interpreta 'Vogue'. Lo siguiente, montar un burdel en el que ella es la madame al ritmo de una versión muy funky de 'Candy Shop' y con elementos de Erotica, momento en el que Brahim aparece a tocarle absolutamente todo a Madonna. 'Human Nature' marcó uno de los momentos más esperados de la noche. No hubo teta, pero un servidor pudo disfrutar del culo de Madonna a tres metros de distancia y puede asegurar que está más que bien para los 53 años que todos nos emperramos en recordar que tiene. Y nada mejor que terminar la sección de sexo duro con una versión bondage de 'Like A Virgin' mezclada con el 'Evgeni's Waltz' de su propia película 'W.E.' que, desde luego, cautiva.

 



 

El último interludio ya es obligado: concienciación social. Una Madonna hecha de pedazos de otras personas, buenas, malas, de todos los colores y creencias. Un poco de burla sobre su edad, un homenaje a los adolescentes que se han suicidado en los últimos años y una versión de 'Nobody Knows Me' machacona pero adictiva. Y para adictiva 'I'm Addicted', probablemente uno de los momentos de más éxtasis de la gira. Los hermanos Benassi le regalaron a Madonna una versión 2012 de su 'Impressive Instant' y afortunadamente ella lo interpreta para nuestro disfrute, elevándose en una plataforma para poder ver a todo su público. 'I'm A Sinner' no encaja demasiado en la sección final, pero las pantallas cuquis simulando vias de tren o calles lo perdonan. El gran final viene de la mano de dos de sus temas más icónicos: 'Like A Prayer', con la que esta vez no experimentó para deleite de las 20.000 personas que llenaban a rebosar el Sant Jordi; y 'Celebration' que marcó la despedida, con una Madonna a los platos de DJ mientras su hijo Rocco bailaba un poco de breakdance en la que era su segunda aparición (se deja caer en 'Open Your Heart').

 



 

El 'MDNA Tour' es una gira espectacular, aunque no lo negaremos: la edad en Madonna es un hecho inevitable. Está atlética como siempre, pero sus movimientos son más suaves, menos explosivos y energéticos, y se cuelan más playbacks de los que nos hubieran gustado (Cariño nos gusta que cantes en directo aunque sea mal). Aún y con esos defectos, no hay duda alguna: el 'MDNA Tour' se pasea por encima de las giras de cualquier popstar actual o pasada. Sí, de cualquiera, incluso de esa. Porque es Madonna, porque tiene uno de los catálogos musicales más brillantes y porque sabe rodearse del mejor equipo, desde el productor musical a los realizadores de las pantallas. El 'MDNA Tour' es una experiencia que te deja agotado, pero con ganas de más. It's like MDMA.

 


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