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Forever Lady Gaga ¿Qué significa ser un little monster?

DAVID MEDIAVILLA

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Lady Gaga: ¿Cuando el surrealismo se convirtió en realidad?

David Mediavilla

La echo de menos, he de reconocerlo. Y es que el parón en la vida pública de Lady Gaga se está cobrando ya demasiado tiempo. Un tiempo en el que, para que engañarnos, la vida es un poco más aburrida.

Amo la forma en que cambió el mundo. Imaginándoselo. Revolucionó el panorama artístico (ojo, no solo el musical) hasta tal punto que la indiferencia era una de las pocas palabras que no iban con ella. Su radical forma de ver la vida con los ojos de un artista te hacía aborrecerla o adorarla… y como la adoré.

Ella creó la obra de arte más grande jamás creada. Ella no diseñó un disco, un videoclip o una performance. Creo su vida. Creo su personaje y se lanzó a vivirlo.

Ella vio el mundo como el lienzo en blanco más grande jamás pintado. Y soñó que tal vez en un mundo paralelo una popstar acudiese a una gala de premios con un vestido de carne. Y se lo puso. Soñó que 17 centímetros de tacón no eran suficientes. Y anduvo con tacones de más de 30 centímetros. Soñó que en su mundo ideal las personas beberían té en tazas de porcelana en medio de la 5ª Avenida. Y se lo bebió. Soñó que su vida había madurado hasta tal punto que era como si hubiera vuelto a nacer de nuevo. Y se metió en un huevo, durmió en el junto a sus pensamientos y decidió nacer de nuevo delante de la atónita mirada de millones de personas. Soñó que el ejercicio podía hacerse en tacones. Y lo hizo. Soñó que el perfume perfecto olería a puta de lujo e incluiría la esencia de la sangre y el semen. Y lo creó. Soñó que en su mundo ideal todas las personas serían iguales, perfectas , sin importar su condición, raza, sexo o mentalidad. Y sacó sus armas y defendió los derechos de esa nueva raza libre de prejuicios. Y sobre todo decidió que en su vida no habría límites, y juro que no les hubo.

Que bonito es soñar, pero que bonito es vivir lo que soñamos.

Buenos artistas hay miles. Genios muy pocos. Tenemos mucha suerte de ser coetáneos de uno de ellos.  

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