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Billy Porter: repasamos la complicada vida del actor

QUE ESTA TRIUNFANDO CONTRA TODO PRONÓSTICO

El protagonista de la serie 'Pose' ha recorrido un largo camino que lo ha convertido en la estrella extravagante que es hoy, desde el abuso en su infancia al reconocimiento mundial por su reciente premio Emmy.

Billy Porter (Pittsburgh, Pensilvania, 1969) es el nombre de la semana: el primer hombre negro abiertamente gay que gana un Emmy, gracias a su papale como mejor actor de serie dramática por Pose, retrato de la escena drag del Nueva York de los ochenta que en España se puede ver en HBO, se ha convertido también en un símbolo. En la comunidad negra se sigue viendo la homosexualidad como un problema que, como alerta Human Rights Campaign, suscita una triple discriminación por causa de género, orientación sexual y raza. No son muchas las celebrities de color que han declarado su sexualidad: está el rapero Frank Ocean, el director Lee Daniels (Precious), el actor Jussie Smollett (de la serie Empire) o el jugador de la NBA Jason Collins. Los premios tampoco han sido justos con esta comunidad: el primer hombre negro que ganó un Oscar fue Sidney Poitier en 1963 y no volvería a ocurrir hasta 2001, cuando se lo llevó Denzel Washington. También ese año fue la primera vez que lo ganó una mujer negra, Halle Berry. Hubo que esperar 71 años para que ocurriese.

Porter no ha ganado un Oscar por ahora (principalmente ha trabajado en televisión y en papeles secundarios), pero su Emmy ya ha hecho historia. Cantante, estrella del teatro, actor televisivo y, en general, eso que llaman un entertainer, su fama ha llegado a sus cincuenta años y en una época en la que la pantalla grande ya no es un requisito imprescindible para convertirse en un icono.

¿Te preguntas donde había estado Billy Porter todo este tiempo? Principalmente, ha estado triunfando en el teatro neoyorquino. Aunque ahora es noticia por haber ganado su primer Emmy, ya había ganado un premio Tony (lo ganó en 2013 por la obra Kinky Boots) y un Grammy (por la banda sonora de esa misma obra). Eso sí, ha estado animando las alfombras rojas.

La vida de Porter no ha sido un camino de rosas. Nació y creció en East Liberty, un barrio de Pittsburgh (Pensilvania) donde vivía con su hermana, su madre y su padrastro. Su madre tenía una enfermedad degenerativa sin diagnosticar que afectaba a su movilidad. El barrio, según su descripción, era un “ambiente tóxico” donde no había mucha gente con estudios ni formación para poder escapar de allí, y hacer grandes cosas.

Entre los siete y los doce años, Porter sufrió abusos sexuales por parte de su padrastro. “A los siete años y a los doce miré a mi alrededor y me di cuenta de que no había ningún adulto que pudiera ayudarme. Así que me dije: lo haré yo”. Porter se fue pronto de casa y consiguió un trabajo de animador de verano en un parque de atracciones. Vivía en un motel cercano. Así estuvo tres años, hasta que se pudo ir a la universidad.

Porter dijo en una entrevista en Esquire, cómo el abuso sexual tuvo algún efecto positivo en él: “Fui capaz de escapar de aquella energía tóxica sin miedo, sin culpa. Solo deseo que más gente… no sufran ningún tipo de abuso, pero encuentren la fuerza para llegar a la conclusión de que no necesito tu tolerancia, no necesito tu aceptación, lo que exijo es que respetes mi humanidad”.

El sentido del espectáculo de Porter, la forma en que hace vibrar al público, viene su época en la iglesia, donde fue a los once años y durante un corto espacio de tiempo fue un pastor infantil en una iglesia de Pittsburgh.

El papel de Pray Tell en Pose, que le llegó en 2018, es su primer rol de importancia en televisión, aunque ya había aparecido anteriormente en papeles episódicos en series como The Get Down o Ley y orden. Sus mayores créditos son del teatro musical: Miss Saigon, El mercader de Venecia, Jesucristo Superstar, Dreamgirls, La pequeña tienda de los horrores y, en 2013, el musical que le dio la fama, Kinky Boots.

Kinky Boots, con música de la cantante Cyndi Lauper y basada en la historia real del hijo de un fabricante de tacones que intenta salvar el negocio familiar aliándose con una drag queen llamada Lola, fue la obra que hizo que Billy Porter ganase reputación en el mundo teatral. Y sí, obviamente él hacía de Lola: Porter nunca ha querido encajar en un canon que no le gusta ni aparentar lo que no es.

Porter es más que un hombre negro y gay: es libre, exagerado, excéntrico y extravagante. Su triunfo no es solo un bote salvavidas para los miembros de la comunidad LGTBQI que intentan abrirse un camino en la interpretación, sino para cualquiera que se niegue a ser otra cosa aparte de lo que siempre soñó de sí mismo.

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