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Empotrador: Cómo identificarlo y disfrutar de él

PON UN EMPOTRADOR EN TU VIDA

Y ojo, que no hablamos del empotrador desde la frialdad o la falta de respeto. Todo lo contrario, para las mujeres que sabemos de lo que hablamos, el empotrador es un héroe a quien respetamos y admiramos, a quien aplaudimos y siempre le deseamos lo mejor.

El deseo va a flotar en el ambiente siempre, antes de decir la primera palabra, antes de que te fijes en sus manos o en su culo, antes de que te plantees si te atrae e incluso después de que te hayas corrido tres veces.

¿Qué características tiene el empotrador?

Cuando queremos un buen empotrador tenemos claro que lo que andamos buscando es un hombre de unas características muy determinadas, que nos permita hacer realidad unos deseos concretos en los que no admitimos vacilaciones.

Y las cosas claras, no hay tantos ni todos se van a interesar por ti, así que vamos a hacernos un buen mapa mental para ir a tiro hecho.

Lo que queremos es un tío que nos haga sentir que somos nosotras las que le queremos empotrar y que nos deje que no podamos movernos al día siguiente, muramos de agujetas, y estemos literalmente escocidas durante una semana. Queremos tener la sensación de que su polla nos ha salido por la cabeza y por los pies, en distintos momentos y en algunos de ellos incluso al mismo tiempo.

¿Cómo es un empotrador?

El empotrador suele ser un tipo poco obvio, no será el más guapo ni el más simpático, aunque quizás sí que sea un poco especial. Hablará con quien quiera y cuando quiera, pero nunca será el que está siempre disponible para todas ni irá a la caza de lo que pille.

Un buen empotrador selecciona a su presa y va a por ella, sin prisa y sin pausa, con seguridad. Aunque no gastará más energía de la necesaria, obviamente no lo necesita.

Sin entrar en prototipos del tipo Sr. Grey, sí que hay algo de cierto en que el buen empotrador puede ser algo misterioso, o cambiante en sus estados de ánimo. Repetimos: no necesita impresionar a nadie aunque no sea el que más liga.

El buen empotrador siempre escucha

Hay una regla básica. Si parlotea, te cuenta su vida y se vende mucho no es un empotrador. Aquí buscamos al chico que escucha, dirige la conversación al punto en el que tú te sientes cómoda y se dedica a relajarse y observarte. Mira, más bien contempla, sin gestos o actitudes impulsivas, se recrea en lo que ve y disfruta de las vistas.

Aquí el señor empotrador quiere saber de ti, conocerte, y no saca el tema sexual de inmediato. Te mira, pero no de modo constante. Te escucha sin interrumpir pero haciendo preguntas que te inviten a continuar o utilizando pequeños gestos de aprobación.

El empotrador no hará mansplaining, no te explicará cosas, dejará abierta la puerta para que sepas que le interesa el tema o que tal vez más adelante le apetezca decir algo.

El empotrador es amable con todos, derrocha saber estar con los demás aunque su cuerpo siempre está ligeramente girado en tu dirección, o la mano de su copa apunta a ti.

Este chico sabe hacer las cosas, y los demás nunca sabrán que su interés está centrado especialmente en alguien, porque él no irá a saco, o al menos no del modo que los demás puedan notar.

El empotrador no espera a ser invitado

Un buen empotrador actúa como si ya estuviese planeado todo lo que va a ocurrir. No necesita invitación ni te tocará tímidamente. Dejará su mano en la tuya al hablar como si llevarais un año saliendo, o te agarrará de forma contundente por la cintura o de la mano para ir a la barra a por una bebida. Sin sobeteos y sin titubeos.

Te llevará a su casa o subirá a la tuya sin una pregunta ni una vacilación. Con la misma parsimonia con la que te saludó al conocerte o te agarró el bolso mientras te ponías la chaqueta. Y todo será fácil para ti. Si no fluye, si se atasca la conversación o de repente cambia de objetivo, olvídalo, ya sabes que es de otra especie, tal vez no una mala, pero no la que nos interesa en este momento.

El empotrador no te va a dar un besito ni un pico. El tío va a hacer que tengas ganas de que te coma la boca a base de bien, y te hará esperar lo justo para que no te lances tú. Va a tomar la iniciativa por todo lo alto. Los empotradores hacen cosas como cogerte por la cintura y sentarte en la barra o en la encimera de la cocina, prácticamente antes de que te des cuenta.

¿Y el consentimiento? Sí, el consentimiento ya se lo has dado. Si te ataca sin que haya señales reales de que te interesa no solo será un tipo carente de empatía sino que no sabrá follar, y lo peor de todo, creerá que sí.

¿El empotrador nace o se hace?

Pues a priori podríamos decir que es lo de menos, Aunque quizás dilucidar esta cuestión nos ayude mejorar nuestras artes para identificarlo más fácilmente y no llevarnos a error.

Este espécimen tiene un aura singular. Se mueve a su ritmo, que no suele ser el del resto del mundo. Obviamente nace con ciertas dotes para el empuje en la vida, y emana una sensualidad que es natural y no puede conseguirse con mejoras externas.

Un empotrador parece un empotrador en pijama, en la playa con traje y vestido de pingüino, Un no empotrador podría pasar por serlo con el acicalamiento adecuado, pero a la inversa no pasa. El que lo es, lo transmite, y cuando has conocido a uno (o a varios) te resulta más fácil identificarlos.

Ahora bien, un señor empotrador trae bagaje, pocas cosas le van a pillar por sorpresa, así que tenlo claro. Aunque venga con los elementos básicos de serie, si no tiene un cierto recorrido será solo un empotrador en potencia, lo que a veces puede ser divertido y refrescante también, no lo neguemos.

Mitos sobre el empotrador

El primer mito a descartar respecto a su figura es que tienen que estar buenos o ser guapos. Desengáñate. El empotrador no responde a un prototipo estético en particular, ni encaja especialmente en ninguna tribu urbana, ni tiene que tener más o menos dinero.

Un buen empotrador no tiene que ser alto, ni fuerte ni estar especialmente en forma. Y sí, lo siguiente que se os está pasando por la cabeza tampoco es estrictamente necesario. El tamaño importa, pero no garantiza nada. De todas formas, hoy en día hay preservativos para todos los tamaños, mira aquí algunos.

La mayoría de los empotradores de película son morenos, y la mayoría de los novios ideales rubios. Esto es un hecho carente de fundamento, aunque por algún motivo en Hollywood funciona así.

El empotrador no aparece rompiendo la noche a última hora borracho. Ya lo hemos dejado bien clarito. Él parecerá estar siempre en un mundo paralelo en el que todo pasa pero no, y en el que el viento no le roza y el alcohol no le mueve un pelo. ¿Por qué? Porque el buen sexo de verdad y el exceso de alcohol no casan bien, y este tipo tiene un interés claro, que es ir contigo al cielo y volver durante horas.

Y luego está el mito de que el empotrador en sí es un mito. De eso nada. Los empotradores están ahí, existen y si no perciben que estarás disponible para sexo del bueno o que no disfrutas mucho de él, ni siquiera se acercarán a ti.

Hay una diferencia clarísima entre un ligón y un empotrador, aparte de la obvia referida al narcisismo y adulación del primero, y es que el ligón elegirá a la más atractiva que pueda conseguir. El empotrador tiene un olfato especial para las mujeres que encajan con él sexualmente. Antepone la química al atractivo físico de la chica, y deja que esta haga su magia.

Tu intuición natural sabe identificar al empotrador

La naturaleza es sabia y a veces simplemente no sabemos entenderla. Si sientes mariposas, piensas en él a todas horas y te has colgado de su olor, entonces es que te estás enamorando, y eso te impedirá saber si es un empotrador a priori, porque otras emociones y sensaciones se han apoderado de ti. En estos casos, suerte y al toro.

Ahora bien, un auténtico empotrador hará que pienses en su lengua en tu cuello, sus manos en tu culo y todo lo que sigue por ese camino. Nunca estarás del todo relajada con él porque se anticipará a tus movimientos, pero a la vez no te sentirás acosada, sino más bien expectante, deseando que ocurra.

La tensión sexual flotará en el aire desde el minuto uno y a partir de ahí tu reloj cambiará de ritmo porque amiga, erotismo es todo lo que vas a llegar a conectar en tu cerebro.

Total, que el empotrador es un tipo natural, atractivo y sociable. Con sentido del humor pero tendente a no expresarse mucho ni ser el alma de la fiesta. Te sientes excitada cuando lo tienes cerca y te resulta interesante sin que puedas decidir exactamente por qué. Es un macho alfa sin actitudes machistas, es un líder que no manda y un caballero que no manda flores. La seducción es su marca de la casa. Él te hará sentir especial y alerta sin hacer ni decir nada extraordinario.

¿Y tú que opinas?

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