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Britney Spears Live from Manchester: ¿La damos por perdida?

MEJOR QUE CIRCUS, PEOR QUE CUALQUIER GIRA DE CUALQUIER OTRO ARTISTA





 

Un servidor tuvo el placer de acudir al concierto que Britney Spears dio en el MEN Arena de Manchester el pasado 6 de noviembre y esta es la humilde y totalmente personal opinión del evento.

Cualquiera de nosotros puede informarse por Internet de como es un concierto, y en el caso de Britney Spears, todos estábamos expectantes por saber qué pasaría. Brian Friedman, coreógrafo de la artista, ya nos vendió la moto de "vuelve a bailar como siempre" en el vídeo de 'Hold It Against Me', para descubrir en el estreno que no podía ser más mentira. Es decir, que las expectativas con el 'Femme Fatale Tour' no eran muy elevadas.

 



 

El hype, ese arma de doble filo, estaba por las nubes, y volvieron los mismos rumores: "¡baila como antes!", "¡Recrea la coreografía completa de 'Slave'!" "¡Canta en directo!", y los más inocentes caían de cuatro patas. Britney Spears ya no es la que era, y a veces da la impresión que asusta reconocerlo, o decirlo en voz alta, pero no es la misma. El Circus Tour fue un despropósito en el que una maquinaria espectacular te hacía preguntarte dónde demonios se encontraba esa marioneta rubia que hacía playback.

Lo peor del 'Femme Fatale Tour' es que consigue hacerte creer que ahora sí, que ahora podemos encontrarnos un nuevo 'Dream Within A Dream' o un nuevo 'Onyx Hotel', con una Britney llena de vitalidad y dispuesta a darlo todo. Y eso es la peor parte, porque cuando se apagan las luces y empieza el espectáculo, te das cuenta de la gran mentira que es. Britney Spears hace su entrada triunfal con un 'Hold It Against Me' muy potente, en la que se convierte en la actuación más animada de todo el concierto. A partir de ahí, todo es una sucesión de paseos, caritas de compromiso, miradas a los lados, maravillosos pre-recorded para que creemos que canta y una de las cosas que a mí, personalmente, más me molestaron: la edición de las canciones. Britney parece olvidar las segundas estrofas del 90% de las canciones que canta, dejando el resultado final de muchas de esas actuaciones en escasos dos minutos. Sangrante es el caso de 'Piece of Me', que no llega (y no exageramos, cronometradlo) al minuto y medio. Los directos que creo entender oír fueron las estrofas de 'I Wanna Go' (como os contábamos hace unos meses), la primera (y única) estrofa de 'Don't Let Me Be The Last To Know' y los "yeah yeah" detrás de casi cada estribillo en todos los temas. Tan mal lo hace que en la retransmisión para tv se ha sustituido el audio por las versiones álbum de ambas.

 



 

Las coreografías dan auténtico pavor. Nos da igual que la razón sea de peso (el miedo a sufrir otro accidente que la deje coja como cuando rodó el vídeo de 'Sometimes' o 'Outrageous'), no puede vendernos que baila, cuando lo único que hace es mover los brazos enérgicamente y sacudirse la melena como si fuera Rafaella Carrá adelante y detrás, una y otra vez. Especialmente triste es 'I'm A Slave 4 U', ya que el momento en el que se agacha en el suelo parece que esté recogiendo coles.

Si sigue a este ritmo, Britney Spears nunca morirá en un escenario. En ningún momento se la ve sudar (¡si sólo anda!), la máxima interacción con el público es aprenderse el nombre de la ciudad y repetirla hasta la saciedad seguida de tópicos de ayer y siempre como "I can't hear you!" o "You guys are amazing!".

Nada de lo que os contamos es nuevo, pero ahora que parece que Britney está sana, no está en peligro de muerte y se la ve serena y feliz, es el momento de sentarla y proponer un cambio. El 'Femme Fatale Tour' no empeora lo visto en 'Circus', lo mejora, sólo que no lo suficiente. No nos engañemos, a Britney se le perdona todo y más. El mundo siente por ella una mezcla entre cariño y compasión que, unido a una discografía potente y positiva, tanto sus fans como el resto del mundo sienten un extraño cariño que les impide ser demasiado críticos.

 



 

Es hora de pedirle a Britney que avance más. Sabemos que puede volver a bailar. Y a las pruebas me remito, pero hace falta que alguien le deje de dar litio y le empiece a dar confianza en sí misma, dejándola equivocarse y viendo que se puede salir adelante.



 

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