“¿Y tú dónde preferirías vivir?”

El sábado vi a un vicepresidente de la Federación Estatal LGTBI+ en el Canal 24 horas de TVE discutiendo sobre el aumento de las agresiones al colectivo, mientras detrás había una pared decorada con Funkos, esas figuritas coleccionables de cabezas grandes. El mensaje era serio, pero la decoración pop hizo que el asunto parezca menos grave. Me di cuenta de que, así como no tengo un espacio adecuado para declaraciones serias, mi intento de hacer ejercicio también se vio frustrado por la falta de un escenario apropiado.

Un fondo de Funkos no es lo más adecuado para hablar de un tema tan relevante como la agresión a un colectivo. A veces, el contexto puede deteriorar el mensaje, aunque también abre puertas a debates en lugares inesperados.

Últimamente, he escuchado muchas veces la pregunta “¿Y tú dónde preferirías vivir?”. Mi respuesta suele ser que en una casita en Formentera, no quisiera que quien pregunta se sienta tentado a ofrecerme un lugar, aunque seguramente solo busca ponerme en un aprieto. Como parte del colectivo LGTB, se espera que apoye a Israel porque, según dicen, en Palestina me tratarían mal. Sin embargo, en otros países de la región también me sucedería lo mismo, y no veo que se proponga una acción directa contra ellos. No voy a respaldar la invasión y el genocidio de un pueblo, aunque se trate de la postura de un gobierno hacia mis derechos. Y no debería ser necesario explicarlo. La realidad es que, más allá de la escenografía poco adecuada, el verdadero problema es que aún tengamos que condenar agresiones a inocentes, a pesar de que algunos intenten justificarlas.