200.000 personas acuden al Orgullo de Tel Aviv, uno de los más especiales del mundo
El Orgullo de Tel Aviv promete convertir la ciudad en uno de los destinos turísticos favoritos del público gay.
El pasado viernes 9 de junio, la bandera del arcoíris ondeaba más fuerte que nunca en Tel Aviv. La ciudad marítima de Israel puede presumir de tener uno de los Orgullos más especiales y famosos de todo el mundo. Aunque no es tan multitudinario como el de otras ciudades –este año consiguió reunir a 200.000 personas–, sí es uno de los favoritos por la diversión y el ambiente de playa que se vive en la ciudad. Gracias a él, y al refugio liberal que supone para el colectivo LGTB de Oriente Próximo, la ciudad aspira a convertirse en uno de los destinos turísticos de moda para el público gay.
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Let it B
Me'ir Park, el lugar donde daba comienzo el desfile, estaba repleto desde horas antes de su comienzo de un público que llamaba la atención por su diversidad. El lema Let it Be se repetía en pegatinas, camisetas y pancartas haciendo alusión a la temática de esta edición, que pretendía visibilizar al colectivo bisexual.
La primera impresión, después de haber visitado otras zonas del país y haber escuchado los testimonios y experiencias de homosexuales y transexuales israelís, es la de estar en una especie de burbuja segura para el colectivo LGTB. Fuera de ella, los jóvenes homosexuales y transexuales son a menudo repudiados por sus familias o atacados en las calles. En 2016, se denunciaron en Israel hasta 500 ataques homófobos. En el Orgullo de Jerusalén en 2015, una joven fue apuñalada hasta la muerte por un judío ultraortodoxo.
Breit Dror, un refugio para los adolescentes LGTB
Por estos motivos resulta tan importante la labor que hacen los voluntarios y trabajadores del centro Beit Dror en Tel Aviv, un centro de acogida para adolescentes LGTB que han huido de sus casas, que no son aceptados por sus familias o que llevan semanas viviendo en las calles sin saber a dónde ir. Para muchos de ellos, este lugar se convierte en el primero a lo largo de sus vidas en el que se les permite ser ellos mismos, de ahí que su nombre signifique en castellano “casa de la libertad”.
En nuestra visita a Beit Dror, el cual abrió sus puertas amablemente a CromosomaX, una de las voluntarias nos explicó cómo esta asociación centra todos sus esfuerzos en encontrarles un trabajo digno a los jóvenes que recurren a ellos, pero no es este el único trabajo que hacen. Trabajadores sociales y psicólogos se encargan de mediar entre los adolescentes y sus familias para que estas los acepten y puedan volver a casa o, al menos, para que les permitan vivir en este lugar en vez de echarlos a la calle sin más.
En Israel resulta muy difícil que los adolescentes LGTB puedan encontrar trabajo, especialmente los transexuales, por eso es algo habitual que recurran a la prostitución o que terminen viviendo en las calles tras ser rechazados por sus familias. Con un 80% de apoyo económico del gobierno y el trabajo de psicólogos y trabajadores sociales voluntarios, este centro hace todo lo posible por introducir a estos adolescentes en la sociedad al mismo tiempo que les ofrecen un hogar libre en el que conviven en armonía las diferentes religiones y orientaciones sexuales.
Desfile junto al mar
Quizás por esto, después de haber conocido la labor de Breit Dror, resultaba aún más emotivo ver cómo el desfile no se trataba únicamente de una fiesta para el colectivo LGTB, si no que también era seguido por grupos de padres y familias que querían mostrar el apoyo a sus hijos.
Tras realizar el recorrido por una ciudad repleta de personal de seguridad armado en cada esquina –algo a lo que cuesta acostumbrarse cuando llegas a Tel Aviv–, el desfile de carrozas y música techno israelí llegó al paseo marítimo, donde el mar supuso todo un alivio para los turistas que no estábamos acostumbrados a las altas temperaturas de esta ciudad. Los chorros de agua y las mangueras desde los balcones y tejados de los edificios próximos nos ayudaron a poder seguir bailando tras las carrozas un par de horas más.
Al final del recorrido nos esperaba un recinto al aire libre con puestos de comida, bebida y un gran escenario con actuaciones y música que se convertiría en una fiesta durante toda la noche.
Este año, el ayuntamiento de Tel Aviv ha destinado 500.000 euros a la organización del Orgullo, que ha contado además con el apoyo financiero de grandes patrocinadores como Google, Nike y Microsoft.
Water Park Party
Aunque el desfile fue sin duda el highlight del orgullo en Tel Aviv, durante la semana fuimos invitados a otras fiestas LGTB cuyos asistentes eran en un 90% hombres, como la celebrada en el Water Park de Tel Aviv. Este parque acuático se convirtió en una suerte de desfile de cuerpos esculturales y bronceados que paseaban por las piscinas al ritmo de música disco, pop y techno mientras otros preferían dejar su cerveza unos minutos para deslizarse por los enormes toboganes.
Otras fiestas como la Papa Party o la visita al Pride Market, donde se mezclaba la mejor música con la mejor comida kosher, nos sirvieron para acercarnos un poco más a la vida nocturna de Tel Aviv, la cual es sin duda, junto al Orgullo, uno de los principales atractivos de esta ciudad.
