barra head

Abril Zamora: “En este momento es mi obligación llevar la etiqueta ‘trans”

Abril Zamora, originaria de Cerdanyola del Vallès en Barcelona y con 43 años, comenzó su carrera a los 16 en la publicidad, pero siempre soñó con brillar en el teatro. Ahora ha logrado ese objetivo con Orlando, una adaptación de la novela de Virginia Woolf, dirigida por Marta Pazos en el Centro Dramático Nacional. La obra, que se presenta en el teatro María Guerrero hasta el 8 de junio, ha sido aclamada tanto por la crítica como por el público. “Vine a Madrid a los 21 años para esto”, dice Zamora, quien interpreta a Virginia Woolf y narra la transformación del protagonista, Orlando, un aristócrata que mágicamente se convierte en mujer.

“No había vuelto a hacer teatro desde mi transición, este es mi primer papel femenino en el escenario”, confiesa la actriz. En septiembre regresará a los escenarios con una nueva versión del musical Cabaret en el teatro Albéniz, donde asumirá el papel de Emcee, el maestro de ceremonias del Kit Kat Club.

Pregunta. ¿Ya había leído Orlando?

Respuesta. No, no conocía nada de Virginia Woolf. Al principio, Orlando me pareció complicado. Pero conforme avanzaba en la historia, descubrí muchas conexiones. Me entusiasmé y me enamoré. Hubiera aceptado el espectáculo sin importar si no me gustaba, no tenemos el lujo de elegir.

P. ¿Tuvo que hacer audiciones para conseguir este papel?

R. Marta [Pazos] me contactó directamente y me lo ofreció. Habría aceptado cualquier personaje de la obra. Aunque mi trayectoria es en el teatro, hacía años que no trabajaba en una producción teatral.

P. Virginia Woolf era una mujer muy libre, pero también atormentada. ¿Se sintió identificada con eso?

R. Hay una tormenta interior en todos los que vivimos del arte, pero hoy todos enfrentan cierta dosis de tormento. Vivir en esta época, en este sistema capitalista, donde trabajamos únicamente para pagar alquileres exorbitantes, es agotador. Es difícil disfrutar del tiempo libre; la labor nos consume y llegamos a casa exhaustos. Es fácil empatizar con la angustia de Virginia Woolf.

P. Es sencillo acabar en un río con un abrigo lleno de piedras.

R. Exacto. No de manera literal, pero muchas veces puede parecer abrumador. Prefiero resaltar los aspectos positivos de la vida, porque a menudo nos enfrentamos a situaciones maravillosas y son otros quienes se encargan de resaltar lo terrible del mundo. Pero a veces, se vuelve complicado.

P. ¿Dónde encuentra refugio en este entorno tan hostil?

R. En actividades simples y cotidianas, como pasear con mis perros, reunirnos con viejos amigos, volver a ver películas significativas de mi adolescencia, o simplemente disfrutar de mi tiempo a solas. Me gusta estar en casa y no interactuar socialmente.

Abril Zamora, en la piel de Virginia Woolf, y Laia Manzanares como Orlando. Bárbara Sánchez Palomero

P. Orlando, escrito en 1928, aborda el feminismo, la libertad de género y la identidad… Casi un siglo después, seguimos discutiendo estos mismos asuntos.

R. Los discutimos más que nunca. De hecho, estamos retrocediendo. Lo que más me impacta de la obra es cuando Orlando, ya convertida en mujer, se mira al espejo y dice que “nada es diferente, solo el sexo”. Woolf ilustra de manera sencilla lo que implica el cambio. Deseo que eventualmente dejemos de dar tanto peso a estas cuestiones. Me frustra que siempre me asocien con la etiqueta “trans”, pero lamentablemente, en este momento debemos hablar de ello.

P. Muchas mujeres trans no desean llevar esa etiqueta.

R. Yo sí quiero. En este momento, es mi responsabilidad llevar la etiqueta “trans”. Anhelo que llegue el día en que no sea relevante. Pero, desafortunadamente, hay quienes te agredes físicamente, y es crucial visibilizar la etiqueta, especialmente para que las nuevas generaciones puedan verse reflejadas, desmantelando la oscuridad que intentan imponernos.

P. Pero también puede ser un peso.

R. Me aburre, amor. Es como ser pelirrojo y que todos solo hablen de asuntos relacionados con el color de tu cabello. Me frustra que me etiqueten como “trans”, aunque soy consciente de su importancia en este contexto. Recientemente, salí de una función de Orlando y unos chicos que pasaban me insultaron. Es algo recurrente. A menudo, finge que no te afecta, pero ciertamente duele. Ese día le comenté a Marta, la directora: “Qué necesario es tener una obra como esta en este contexto y en un teatro público”.

P. Hay quienes creen que ya se ha conseguido todo.

R. Pero esa es una falacia. Yo lo vivo día a día. Quienes afirman que todo está logrado, lo hacen desde una posición de privilegio.

P. En la obra se desnuda por completo. ¿Fue difícil para usted?

R. Tengo mis inseguridades, pero al hacer un pacto de honestidad con una directora como Marta y en un proyecto como este, te entregas por completo. Antes de salir a escena, mil pensamientos inundan mi mente, pero la obra aborda la revolución del cuerpo, y es precioso y necesario mostrar todo tipo de cuerpos, ya sean normativos o no. Al final, todos somos cuerpos en múltiples formas. ¿Me da miedo? Sí. Pero me incomoda también vestirme de cierta manera. ¿Qué habrías hecho tú?

P. Yo habría perdido el papel por mi pudor.

R. [Ríe] Amor, solo tenemos una vida. En serio.

Una escena de la adaptación teatral de ‘Orlando’ que dirige Marta Pazos, hasta el 8 de junio en el Centro Dramático Nacional. Bárbara Sánchez Palomero (CDN)

P. Cuando Orlando se despierta convertida en mujer, se da cuenta de las nuevas expectativas que se le imponen. Se espera que sea sumisa y delicada... ¿Siente que aún se espera eso de las mujeres hoy en día?

R. Absolutamente. Estoy rodeada de mujeres que luchan contra esos estereotipos. Todas enfrentamos la pregunta de por qué nos maltratamos psicológicamente, creyendo que no somos suficientes o lo suficientemente atractivas. A menudo, el síndrome de la impostora nos controla. He internalizado la idea de que debo ser de una cierta manera para encajar, y constantemente trabajo para desenredar esas creencias y vivir de otra forma. Todo esto resalta la importancia de contar con referentes.

P. La obra estuvo prohibida durante el franquismo. Vox censuró una representación en Valdemorillo en 2023. ¿Por qué sigue incomodando esta historia a algunos?

R. Porque aborda el género y el feminismo de manera franca, y hay personas que no buscan el cambio. Me horroriza la censura. El teatro, el cine y la televisión son las únicas ventanas que muchas personas tienen para explorar otros mundos o para conocerse a sí mismas. Cerrar esas ventanas es condenarlas a la ignorancia.

P. Se hizo muy conocida como profesora en la última edición de Operación Triunfo. ¿Siente que esa experiencia ha opacado su carrera?

R. En absoluto. Es cierto que Operación Triunfo fue una experiencia enorme, pero con un público joven que no es necesariamente el mío. Para mí, fue una vivencia muy positiva y estoy muy feliz por lo que aprendí.

P. ¿Va a participar en la próxima edición?

R. Amor, no sé si puedo contestar eso [ríe].

"No hace falta escarbar mucho para ver que todos tenemos un poco de tormento encima", afirma Abril Zamora. Bárbara Sánchez Palomero

P. ¿Es muy autocrítica?

R. Sí, muchísimo. Actualmente estoy aprendiendo a reconocer mis logros y celebrar mis éxitos. Si me han brindado esta oportunidad, es porque posiblemente algo estoy haciendo bien. Siempre he sentido que soy la peor actriz del mundo, creyendo que no soy lo suficientemente buena, ocupando un espacio que no merezco. ¿Ves? Siempre volvemos al síndrome de la impostora.

¿Y tú que opinas?

Nombre:

Categorías:

Noticias relacionadas