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El Orgullo Mundial LGTBIQ+ planta cara a Trump: “Quiere negar nuestro derecho a existir”

Donald Trump no suele salir de la Casa Blanca para pasear por Washington. Si lo hubiera hecho esta semana, probablemente no le habría gustado lo que vio: una ciudad adornada con los colores del arcoíris para conmemorar el World Pride. Este evento es una ocasión especial, ya que la capital estadounidense, que tiene una larga trayectoria en la lucha por los derechos homosexuales, celebra el Orgullo LGTBIQ+ en estas fechas, pero esta vez el festejo es de carácter global.

Cada año, una ciudad del mundo asume la organización del World Pride. En este caso, Washington, una decisión que se tomó en 2022. Esto coincide con el regreso de Trump al poder con una agenda que amenaza las conquistas obtenidas por el colectivo después de décadas de lucha. Desde el inicio de su segundo mandato, ha lanzado ataques, especialmente a través de decisiones ejecutivas que afectan a las políticas de diversidad, igualdad e inclusión (DEI) y han impactado particularmente a las personas trans.

Una de las personas manifestantes en el World Pride en Washington, este 7 de junio de 2025. Leah Millis (REUTERS)

Su administración solo reconoce los sexos femenino y masculino, propone prohibir los tratamientos de género a menores, así como la participación de militares trans en el ejército y de atletas trans en deportes femeninos. “Nos ha negado nuestro derecho a existir”, expuso una joven trans llamada Kae, quien no quiso revelar su apellido para evitar repercusiones. Hablaba sobre la decisión del gobierno de no permitirle cambiar su género en su pasaporte. “Esta vez es importante, hay mucho en juego”, añadió antes de que comenzara el tradicional desfile de carrozas que acompaña el World Pride.

Debido a los recortes en los programas DEI, el evento ha perdido en Washington financiación de empresas que temen represalias de la administración de Trump. Compañías como Comcast y Deloitte han retirado fondos que habían aportado en años anteriores, aunque algunas, como Lidl y Hyatt, sí mostraron su apoyo en el desfile. Sin embargo, estas fueron la excepción, ya que un 39% de las empresas que normalmente contribuyen a las celebraciones del Orgullo en Estados Unidos planean reducir o eliminar sus donaciones este año, sobre todo aquellas con contratos gubernamentales.

El desfile comenzó a las 14:00, con un aire más reivindicativo que en años anteriores. Su recorrido arrancó desde una esquina de la calle 14, una de las vías de ocio de Washington, extendiéndose por unos tres kilómetros. La ruta ha cambiado respecto a ediciones pasadas para adaptarse a las decenas de miles de visitantes de todo el mundo que llegaron a la ciudad, incluyendo una delegación de Barcelona que compite para organizar el World Pride de 2030. La senadora española Carla Antonelli estuvo allí participando en una conferencia de derechos humanos y pidió no olvidar que “los ataques a los trans en países como Turquía, Hungría o Argentina son una cortina de humo para distraernos del verdadero problema: el avance de una agenda ultra, que también apunta contra las mujeres”.

Niñas con gafas de sol en forma de corazón y los colores del Orgullo esperando ver pasar el desfile en Washington, el 7 de junio de 2025. Leah Millis (REUTERS)

En medio de la alegría del desfile, la marching band de un instituto y grupos de moteros, la drag Sister Pattie O’Pounder, de San Luis, atribuyó las iniciativas republicanas en todo el país para prohibir espectáculos como el suyo a la “ignorancia”. Al mismo tiempo, Miguel Domínguez, un colombiano de San Francisco que lleva un sombrero adornado con la Estatua de la Libertad vestida con calzones de hombre y tiras de cuero, le dejó un mensaje claro a Trump: “la comunidad gay seguirá aquí”. Patrick Algwer, presente en la carroza de la Cámara de Comercio Igualitaria de Washington, recordó que “mucha gente se ha cuestionado venir del extranjero porque este se ha vuelto un lugar muy desagradable para ellos”.

a demás del desfile, Washington ha sido sede de unos 300 eventos en tres semanas, desde recordar el primer Orgullo celebrado en la ciudad hasta exposiciones, ciclos de cine y un concierto especial que reunió a dos iconos queer de la música, Janelle Monáe y Grace Jones.

En cuanto a la Casa Blanca, su portavoz Karoline Leavitt dejó claro que no tenía intención de marcar la ocasión, mientras el secretario de Defensa, Pete Hegseth, anunció su intención de quitar el nombre de Harvey Milk de un barco de la flota, un político homosexual y leyenda de la lucha por la comunidad LGTBIQ+.

La multitud porta una bandera arcoíris en el desfile del Orgullo de Washington, este sábado. Julia Demaree Nikhinson (AP)

Un coro en el punto de mira de la Casa Blanca

Otro de los eventos destacados fue un certamen coral internacional, que este año adquirió mayor significado debido a las políticas de Trump, puesto que el Coro de Hombres Gais de Washington (GMCW) se ha convertido en un símbolo de resistencia. Todo comenzó cuando el presidente interrumpió en febrero la programación del Kennedy Center, prometiendo eliminar lo que la derecha llama “el virus woke”. El primer recital en ser cancelado fue uno del GMCW con la Orquesta Sinfónica Nacional, programado para mayo, que incluía una pieza sobre un pavo que valora su diferencia en comparación con las palomas grises.

A pesar de los intentos de Trump por silenciar a los casi 250 miembros del coro, que no son solo hombres gays, han interpretado la pieza en diferentes escenarios de la ciudad en las últimas dos semanas, incluyendo trabajos de Lady Gaga. En uno de estos recitales, Thea Kano, directora del coro, comentó que es “el momento más difícil” que ha enfrentado la comunidad. “Cuando luchamos por el matrimonio igualitario [en 2015] fue una gran lucha, pero ahora se trata de proteger lo que tenemos. La comunidad trans está bajo ataque, y nuestros miembros inmigrantes sienten miedo. Dejarán de cantar cuando se logre la igualdad plena”, declaró Kano, afirmando que no regresarán al Kennedy Center hasta sentirse “aceptados”.

Un participante en el World Pride, este sábado en Washington. Associated Press/LaPresse (APN)

Para Alessandro Valera, consultor de ONG y miembro del GMCW, hay algo positivo. “Una parte de mí se alegra de que el Orgullo vuelva a su esencia de ser una batalla y una protesta. Durante mucho tiempo fue un evento para la publicidad y la propaganda del Estado. Ahora que han desaparecido los patrocinadores, nos hemos dado cuenta de que no había un cambio real, sino que estaban allí para complacerse con la administración demócrata”.

Valera también celebra que los ataques de Trump han resultado en un incremento en las donaciones al coro de todo el mundo. “La agrupación nació [en 1981] como respuesta a la crisis del sida entre los hombres gays de Washington, y ahora nos toca apoyar a las personas trans, no binarias y otros colectivos bajo ataque”.

Los años ochenta son parte central de una exposición callejera que conmemora la historia de esas luchas en Washington, una historia de 60 años que Alex Fraioli, parte de la junta del Rainbow History Project, trabaja en preservar. “El primer piquete en defensa de los derechos homosexuales de la historia de Estados Unidos tuvo lugar [antes de Stonewall, en Nueva York] en 1965, frente a la Casa Blanca”, recuerda. Y la anécdota resulta ominosamente presente, ya que los manifestantes eran funcionarios a quienes amenazaban con despedir por su orientación sexual.

Manifestantes en moto durante el World Pride, el 7 de junio de 2025 en Washington. Julia Demaree Nikhinson (AP)

Fraioli también opina que este puede ser “probablemente el peor momento” de la historia que estudia como voluntario. “Podría ser porque lo estamos viviendo y eso lo hace más intenso. Hemos logrado mucho, pero lo que ocurrió con el derecho al aborto [anulado por el Tribunal Supremo en 2022] nos dice que el matrimonio igualitario ya no es algo garantizado”.

Y no está solo en esta percepción. El miedo a que el Tribunal Supremo revierta esa conquista ha surgido regularmente en conversaciones entre los miembros de la comunidad LGTBIQ+ reunidos en Washington para su celebración mundial. Al menos, Fraioli encuentra consuelo en pensar que si Trump saliera a pasear por Washington, se toparía con los paneles de su exposición, que permanecerán hasta después del Día de la Independencia, situados entre la Casa Blanca y la antigua oficina de correos, donde él hizo negocios durante su primer mandato.

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