El Orgullo toma Budapest con una marcha masiva en rechazo al veto de Orbán
La capital húngara ha acogido este sábado una de las mayores manifestaciones del Orgullo de su historia reciente. Aunque lleva tres décadas celebrando esta cita anual, pocas veces han coincidido tantas razones para salir a la calle: Hungría se ha convertido en símbolo de la involución de los derechos LGTBI en Europa. Pese a la prohibición impuesta por el Gobierno de Viktor Orbán, cerca de 300.000 personas, según cifras oficiales, se han congregado pacíficamente para defender la diversidad y rechazar las políticas discriminatorias.
La marcha ha recorrido las principales avenidas de Budapest y ha llegado a colapsar uno de sus puentes más emblemáticos. Durante el recorrido, se han desplegado numerosas banderas arcoíris y los asistentes, algunos disfrazados y bailando al ritmo de la música, han mostrado un ambiente festivo, reivindicativo y familiar. La jornada ha concluido sin incidentes.
El alcalde de la ciudad, Gergely Karácsony, ha liderado la manifestación y, ante la multitud, ha proclamado: “Gracias a vuestra participación, hoy Budapest se ha convertido en la capital de Europa”.
Entre los participantes se encontraban miembros del Gobierno español como la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, y el ministro de Cultura, Ernest Urtasun. Ambos se han reunido con el alcalde Karácsony para intercambiar impresiones sobre el auge de los discursos de odio, las amenazas que enfrenta la comunidad LGTBI y la necesidad de fortalecer la protección de los derechos humanos en el contexto europeo.
Díaz ha reivindicado el carácter pacífico de la movilización y ha denunciado la doble vara de medir del Ejecutivo húngaro: “Es repugnante que se permita la marcha de grupos neonazis organizados, con riesgo de violencia, y en cambio se prohíba una manifestación pacífica que defiende derechos fundamentales”.
También se ha desplazado hasta Budapest la secretaria de Política de Podemos, Irene Montero, quien ha afirmado con contundencia: “Ni Orbán ni nadie podrá prohibir el Orgullo. Nadie puede decirnos quiénes somos ni impedir que lo celebremos”.
Uno de los colectivos más golpeados por las políticas represivas del gobierno húngaro es el trans. Así lo ha explicado Tamás Dómbos, coordinador de una de las asociaciones convocantes de la marcha alternativa, apoyada por múltiples delegaciones internacionales, organizaciones sociales y eurodiputados. Dómbos ha subrayado que, a pesar de las amenazas, esperan que la movilización transcurra en paz.
En la víspera de la manifestación, el alcalde Karácsony acusó a Orbán de haber estado “destruyendo la democracia” durante los últimos quince años y alertó de que la prohibición del Orgullo es una señal de advertencia para otros países de la UE: “Hace 15 años que Orbán gobierna señalando enemigos, no soluciones”, afirmó en una rueda de prensa multitudinaria.
Irene Montero ha añadido que Europa debe ser “un espacio seguro para el colectivo” y ha calificado las actuaciones del gobierno húngaro como una “criminalización sistemática de las personas LGTBI”.
Más de 70 organizaciones civiles han respaldado el evento mediante un manifiesto conjunto que denuncia la deriva autoritaria del Ejecutivo: “Este gobierno quiere definir qué es una familia, cómo debemos vivir, qué ver, qué leer y cómo pensar. Pretenden que demos la espalda a los más vulnerables. Pero somos mayoría y no vamos a rendirnos”.