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Las mujeres afganas han desaparecido de las reivindicaciones feministas

Establecer prioridades ha sido tradicionalmente crucial para el éxito de movimientos políticos y sociales. Así como los sindicatos se formaron y se fortalecieron en torno a la lucha por la jornada laboral de ocho horas, el movimiento feminista ha tenido como prioridad fundamental la búsqueda de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres en todos los ámbitos de la vida económica, social y política. La definición de estas prioridades ha permitido, además, la universalización de estos movimientos, porque sus objetivos son compartidos globalmente, independientemente de las creencias culturales.

Fijar prioridades sigue siendo indispensable. Por ejemplo, los periodistas podemos unirnos en la exigencia de que se nos permita acceder a Gaza para reportar lo que ocurre allí. La comunidad internacional ha sido incapaz de proteger a más de 20 millones de mujeres y niñas afganas, quienes están sometidas a un régimen opresivo desde el retorno de los talibanes al poder. El movimiento feminista internacional, sorprendentemente, no ha incluido entre sus prioridades la lucha contra esta situación, ni ha ejercido la suficiente presión sobre gobiernos y organismos multinacionales para que actúen en consecuencia.

El debilitamiento del feminismo, consecuencia de retrocesos en la igualdad en los propios países donde antes se veía más avanzado, y la creciente fragmentación interna sobre cuestiones ideológicas, han dejado a las mujeres y niñas afganas al margen de la agenda feminista. En un momento en que los talibanes asumieron el control, el 25% del Parlamento afgano estaba compuesto por mujeres y más de 100.000 ocupaban posiciones en los gobiernos locales. Esa realidad ha desaparecido. Las esperanzas de las jóvenes que soñaban con un futuro en libertad dependían del apoyo de mujeres de todo el mundo, pero se han sentido abandonadas, lo que es una vergüenza colectiva. ¿Dónde están las manifestaciones masivas de apoyo? ¿En cuántos parlamentos se han presentado mociones exigiendo acción internacional? El feminismo, centrado en otros problemas, no ha logrado hacer nada significativo para ayudar.

La fragmentación del movimiento ha permitido que consideraciones culturales interfieran incluso en los conceptos de igualdad y derechos. El debate sobre el uso del velo en lugares públicos se resuelve con demasiada rapidez sin considerar las voces del feminismo en países como Irán, Egipto o Marruecos. Desde allí se sostiene que el aumento del uso del velo no es un fenómeno cultural espontáneo, sino el resultado de campañas orquestadas por hombres que quieren debilitar los movimientos en pro de los derechos de las mujeres. Estas campañas deberían ser combatidas como una prioridad. Sin embargo, la atención no está en ellas.

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