Le贸n XIV: no hubo involuci贸n
La elección del estadounidense Robert Francis Prevost Martínez, de 69 años, como nuevo papa bajo el nombre de León XIV, ha sido considerada una opción de consenso por parte de los cardenales en el cónclave. Desde sus primeras palabras, quedó claro que Prevost tiene la intención de continuar el legado social de Francisco, además de hacer gestos formales que parecen dirigidos a los sectores más conservadores de la Iglesia. Al presentarse ante la multitud en la plaza de San Pedro, Prevost eligió un discurso de tono cristológico y catequizador, recordando a León XIII, el creador de la Doctrina Social de la Iglesia, y haciendo hincapié en la necesidad de "construir puentes", utilizando repetidamente las palabras "todos" y "paz". Así, el primer papa estadounidense de la historia busca adoptar una postura conciliadora en un momento de tensiones significativas dentro de la institución.
El legado de Francisco ha generado reacciones diversas y, a pesar del entusiasmo normal en el catolicismo por la elección de un nuevo líder, Prevost asume desafíos importantes que no serán fáciles de manejar. El fallecido papa argentino dejó una huella profunda en la historia contemporánea de la Iglesia, y León XIV hereda no solo su mensaje, sino también los conflictos que se hicieron evidentes durante su pontificado.
Una de las cuestiones que deberá enfrentar es el papel de la Iglesia católica como mediadora en conflictos, especialmente en la defensa de los migrantes y la crítica al nacionalismo excluyente, que ha llevado a Roma a chocar no solo con la Administración de Donald Trump, sino también con políticas xenófobas emergentes en varios países europeos. Como cardenal, Prevost ha expresado sus críticas a las políticas migratorias punitivas, utilizando sus redes sociales para comunicar su postura a sus 100,000 seguidores en X. Es notable que usara el español —producto de su experiencia como misionero en Perú— en lugar del inglés, la segunda lengua en sus primeras palabras desde el balcón de San Pedro.
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El acercamiento del Vaticano a la comunidad LGTBIQ+ y a diversas minorías ha suscitado controversias dentro de la Iglesia. La resistencia de los obispos africanos a la bendición de parejas homosexuales, sugerida desde Roma, refleja las profundas divisiones que existen. Aunque algunos sectores conservadores esperaban que el cónclave corrigiera el rumbo, parece que la elección de Prevost no cumplirá con esas expectativas. Sin embargo, el nuevo pontífice tendrá que abordar la cuestión, que continúa sin resolverse, al igual que el papel de la mujer en la jerarquía eclesiástica, un área que parece desconectada de los avances hacia la igualdad en la sociedad.
La lucha contra los abusos sexuales y la gestión de las finanzas vaticanas son otros dos temas críticos que requieren atención inmediata. Se espera que Prevost continue y refuerce la voluntad de transparencia mostrada por Francisco, lo que puede encontrar resistencia dentro del mismo organismo eclesiástico, donde algunos piensan que el reconocimiento público del escándalo perjudica la imagen de la institución. Esta continuidad será una de las primeras pruebas que enfrentará el nuevo papa. Al mismo tiempo, León XIV debe culminar los esfuerzos iniciados por Francisco para eliminar cualquier sospecha sobre las finanzas vaticanas, en medio de una situación financiera delicada.
En su primera homilía desde la plaza de San Pedro, que se programará probablemente hoy, Prevost deberá delinear las líneas iniciales de su pontificado. Con el mundo atento, la Iglesia se encuentra en una encrucijada. Ahora corresponde a León XIV decidir la dirección a seguir.
