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Namibia concede la nacionalidad a un hijo de una pareja gay por primera vez

LA SENTENCIA HISTÓRICA HECHA POR EL TRIBUNAL SUPERIOR

El hijo de una pareja gay obtiene finalmente la nacionalidad tras una larga batalla en una sentencia histórica en Namibia

El Tribunal Superior de Namibia ha concedido la nacionalidad al hijo de una pareja gay tras una larga y ardua lucha.

El namibio Phillip Luhl y su marido mexicano, Guillermo Delgado, lucharon durante años para que su hijo Yona Luhl-Delgado fuera reconocido como ciudadano legal de Namibia.

Yona nació por gestación subrogada en Sudáfrica en 2019, pero las autoridades namibias se negaron inicialmente a aceptar el certificado de nacimiento, insistiendo en una prueba de ADN para demostrar el vínculo biológico con su padre.

El miércoles (13 de octubre) el juez del Tribunal Superior Thomas Masuku dictaminó finalmente que no es necesaria una prueba de paternidad para demostrar que Yona es su hijo, y que es ciudadano namibio por descendencia.

"Se trata de una gran victoria para las parejas del mismo sexo y, sobre todo, para los niños namibios nacidos fuera de Namibia mediante gestación subrogada", declaró a la prensa el abogado de la pareja, Uno Katjipuka-Sibolile, tras la sentencia.

La batalla de Luhl y Delgado no ha terminado: siguen luchando por obtener la ciudadanía namibia para sus hijas gemelas Maya y Paula, que también nacieron por vientre de alquiler sudafricano en marzo.

Los padres tuvieron que luchar para poder llevar a los bebés a casa, ya que las autoridades de Namibia se negaron a emitir documentos de viaje de emergencia para las niñas. Finalmente, el gobierno cedió en mayo y emitió documentos que les permitían entrar en Namibia, pero no salir.

"Es bastante triste que se necesite tanto trastorno emocional y económico en nuestras vidas para que se tome una simple decisión burocrática que nos permita estar juntos como familia", dijo Luhl en su momento.

No obstante, la última victoria de la pareja en los tribunales es significativa, ya que se consideró un caso de prueba para Namibia, donde la homosexualidad está penalizada y los matrimonios extranjeros entre personas del mismo sexo aún no están reconocidos.

"Hoy es un buen día para ser namibio; hoy es un buen día para ser un joven namibio queer; hoy es un buen día para ser un namibio nacido libre", dijo Omar van Reenen, del Movimiento por la Igualdad de Derechos de Namibia.

"Esto es por lo que lucharon los libertadores: por una república que ya no mantenga a las personas encadenadas a los grilletes de la discriminación, de la homofobia sancionada por el Estado".

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