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Un joven denuncia haber sido medicado para curarle la homosexualidad en Valencia

EL ESCÁNDALO DE LAS TERAPIAS DE CONVERSIÓN EN ESPAÑA

La lucha por los derechos LGTBIQ+ en España ha avanzado de manera significativa en las últimas décadas, pero historias como la de Pablo, un joven valenciano que denuncia haber sido sometido a medicación para 'curarle' la homosexualidad, demuestran que la discriminación y la violencia contra la diversidad sexual aún persisten en pleno 2025.

Según el testimonio del propio Pablo, su familia recurrió a un psiquiatra que le recetó fármacos sin su consentimiento con la supuesta intención de modificar su orientación sexual. Este caso ha desatado una ola de indignación en redes sociales y ha puesto sobre la mesa un problema que, aunque prohibido por ley, sigue existiendo en la sombra: las terapias de conversión.

Las terapias de conversión, una práctica prohibida pero vigente

Las denominadas "terapias de conversión" o "terapias reparativas" son intervenciones psicológicas, psiquiátricas o incluso médicas que buscan modificar la orientación sexual o la identidad de género de una persona. En 2022, España aprobó la Ley Trans y de Derechos LGTBI, que prohíbe expresamente estas prácticas, considerándolas una forma de tortura psicológica y una vulneración de los derechos humanos.

Sin embargo, a pesar de esta legislación, diversos informes han revelado que estas prácticas siguen ocurriendo en el país, muchas veces en entornos religiosos ultraconservadores o a través de profesionales que operan en la clandestinidad. El caso de Pablo evidencia que el problema no está erradicado y que el desconocimiento o la complicidad de ciertos sectores sigue permitiendo estas agresiones.

El peligro de la patologización de la homosexualidad

El hecho de que aún haya profesionales de la salud que consideren la homosexualidad como una "enfermedad" es un retroceso alarmante. La Organización Mundial de la Salud (OMS) eliminó la homosexualidad de su lista de enfermedades mentales en 1990, y desde entonces, la comunidad médica y psicológica internacional ha insistido en que no se trata de una condición a tratar ni modificar.

A pesar de ello, algunos sectores siguen promoviendo la idea de que la diversidad sexual es un trastorno que se puede corregir con tratamientos farmacológicos o terapias psicológicas. Esto no solo es científicamente infundado, sino que tiene graves consecuencias para la salud mental de las víctimas, quienes pueden desarrollar ansiedad, depresión o incluso tendencias suicidas debido a la presión y el rechazo.

Reacciones y medidas legales

El caso de Pablo ha generado una fuerte reacción en colectivos LGTBI y organismos de derechos humanos, quienes exigen una investigación exhaustiva y sanciones para los responsables. Organizaciones como FELGTBI+ han recordado que estas prácticas no solo son ilegales, sino que también constituyen una forma de violencia de género y discriminación.

Desde el gobierno valenciano, la Consejería de Igualdad ha anunciado que tomará medidas para garantizar que casos como este no vuelvan a ocurrir. Mientras tanto, la Fiscalía podría abrir diligencias contra los responsables de administrar medicación a Pablo sin su consentimiento, algo que podría acarrear sanciones tanto penales como administrativas.

La lucha por un futuro sin discriminación

Aunque España es un referente en derechos LGTBI a nivel mundial, casos como el de Pablo muestran que la homofobia estructural y la patologización de la diversidad aún no han desaparecido. La clave para erradicarlas pasa por reforzar la educación en diversidad, implementar medidas más efectivas para denunciar estos delitos y garantizar que las víctimas reciban el apoyo y la protección necesaria.

Desde CromosomaX, seguiremos denunciando estas prácticas y dando voz a quienes sufren este tipo de violencia. La homosexualidad no se cura, porque nunca ha sido una enfermedad; lo que sí necesita tratamiento es la intolerancia.

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