Viktor Orbán no está dispuesto a derogar la ley anti-LGBT+ en Hungría

Hungría se ha encogido de hombros ante las exigencias de la Unión Europea de derogar su "vergonzosa" ley de propaganda LGBT+.

Funcionarios y legisladores de la UE han agudizado sus líneas de ataque en las últimas semanas durante los tensos debates a puerta cerrada tras la aprobación en Hungría de una ley que prohíbe la "promoción" de la vida LGBT+ entre los menores en las escuelas, la publicidad y los medios de comunicación.

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La ley, que entró en vigor el jueves (8 de julio) según el Parlamento Europeo, ha sido muy criticada por varios líderes de la UE, y el primer ministro holandés, Mark Rutte, le ha dicho sin rodeos a Hungría que se ponga de acuerdo con la igualdad o que abandone el bloque.

Ante esta reacción, el jefe de gabinete del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, Gergely Gulyás, ha declarado que el gobierno no abandonará la legislación en un futuro próximo, según informa Reuters.

"Los esfuerzos de Bruselas para que permitamos la entrada de activistas LGBT+ en las escuelas y guarderías son en vano", dijo. "No estamos dispuestos a hacerlo".

La resistencia del gobierno de Orbán se produce en vísperas de una votación crucial en el Parlamento Europeo para demandar a Hungría por la ley que los activistas han comparado con la "ley de propaganda gay" de Rusia y la Sección 28 de Gran Bretaña.

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Ursula von der Leyen, presidenta del brazo ejecutivo del bloque, la Comisión Europea, pidió a los eurodiputados que condenaran la "vergonzosa" ley "en los términos más enérgicos posibles", mientras amenazaba con iniciar un procedimiento de infracción contra el país.

Estos procedimientos llevarían a Hungría ante el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas, el tribunal supremo de la UE, por infracción de la legislación comunitaria.

"La homosexualidad se equipara a la pornografía", dijo en un debate en Strausboyrg el miércoles, "esta legislación utiliza la protección de los niños [...] para discriminar a las personas por su orientación sexual".

"Es una vergüenza".

El proyecto de ley del parlamento afirma que "la confusión de la orientación sexual y la identidad de género con la pedofilia o los ataques a los derechos de los niños, muestra un claro intento de instrumentalizar el lenguaje de los derechos humanos para promulgar políticas discriminatorias".

La medida de Orbán se ha enfrentado a las críticas de todas las partes, ya que el Consejo de Europa, organismo de derechos humanos con sede en Estrasburgo, de 47 países, ha instado enérgicamente a Hungría a retirarla.

En una respuesta similar a la ola de odio anti-LGBT+ de Polonia, los eurodiputados que dirigen la comisión de control presupuestario del Parlamento Europeo están, mientras tanto, instando a los jefes de la UE a congelar la financiación vital para Hungría.

Pero el líder húngaro ha optado, en su mayor parte, por eludir por completo las preocupaciones del bloque. Actuando aparentemente con impunidad, afirmó que la legislación "no tiene que ver con la homosexualidad, sino con los niños".

Ante la proximidad de las elecciones, Orbán y su partido en el poder, el Fidesz, han intentado cada vez más presentarse como los defensores de la línea dura de los llamados valores familiares tradicionales, tratando los derechos LGBT+ como una cuestión de cuña para conseguir puntos políticos baratos.