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Las mujeres trans son rechazadas en las fronteras de Ucrania

"NO SERÉ PRISIONERA"

Mientras unas manos extrañas registraban su cuerpo y le retiraban el pelo para comprobar si era una peluca, Judis miraba las caras de los guardias fronterizos ucranianos y sentía miedo y desesperación.

Judis es una mujer transgénero cuyo certificado de nacimiento la define como mujer.

Legalmente, no hay ninguna razón para que no se le permita pasar con las miles de mujeres que cruzan las fronteras ucranianas para ponerse a salvo cada día.

Sin embargo, el 12 de marzo, hacia las 4 de la madrugada, tras un largo y humillante registro, los guardias fronterizos determinaron que era un hombre y le impidieron el paso a Polonia.

Cuando Ucrania impuso la ley marcial el 24 de febrero, se prohibió a todos los hombres de entre 18 y 60 años salir del país. Desde entonces, se calcula que cientos de personas trans ucranianas han intentado cruzar la frontera. Activistas y trabajadores humanitarios han informado a The Guardian de que, a pesar de su condición legal de mujeres, decenas de ellas han sido maltratadas y rechazadas en las fronteras, y muchas temen por su vida en caso de que el régimen transfóbico ruso tome el control.

Hundreds of Ukrainians arrive from Lviv at Przemyśl train station in Poland earlier this week. Cientos de ucranianos llegan desde Lviv a la estación de tren de Przemyśl, en Polonia, a principios de esta semana. Fotografía: Alessio Mamo/The Guardian

Según la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales, Ucrania ocupa el puesto 39 de 49 países europeos por su trato general a las personas LGBTQ+. El matrimonio gay no está permitido en el país, la Iglesia Ortodoxa Cristiana considera la homosexualidad como un pecado y no hay leyes antidiscriminatorias que protejan a las personas LGBTQ+.

Desde 2017, las personas trans de Ucrania han sido reconocidas legalmente, pero deben someterse a una amplia observación psiquiátrica y a un largo proceso burocrático antes de que su género pueda reflejarse en los documentos oficiales. Atrapadas en este complejo proceso, miles de personas trans ucranianas no tenían ningún documento o certificado de identidad personal cuando estalló la guerra.

Olena Shevchenko, chair of Insight, a Ukrainian LGBTQ+ organisation. Olena Shevchenko, presidenta de Insight, una organización ucraniana LGBTQ+. Fotografía: Alessio Mamo/The Guardian

"La ley marcial dice que todos los varones están obligados a servir en el ejército, por lo que no pueden salir del país", afirma Olena Shevchenko, de 39 años, defensora de los derechos humanos y presidenta de Insight, una organización ucraniana LGBTQ+ y una de las pocas organizaciones públicas del país que trabaja con personas trans. "Técnicamente, la ley se aplica también a las personas trans, tanto a los hombres como a las mujeres trans certificados que no han cambiado sus documentos. Pero parece que los guardias fronterizos ucranianos impiden salir de Ucrania incluso a las personas trans con un certificado válido que refleje su nuevo género, y nadie sabe por qué."

Judis es de Svatove, en la región de Luhansk, controlada por los separatistas apoyados por Moscú; huyó a Kiev antes de que las fuerzas rusas tomaran su ciudad natal.

"En cuanto llegué a un pueblo cercano a la capital, la casa de mi abuela en Svatove fue destruida por un misil", dice. "[Después de irme] no tenía dinero y vivía en un sótano en un pueblo de las afueras de Kiev. Un día, un cohete cayó a unos 150 metros de la casa en la que vivía. Desde entonces, tengo pesadillas en las que veo cómo una bomba me arranca los miembros".

En su prisa por salir de las aldeas bombardeadas, miles de ucranianos no se detuvieron a recoger documentos como el pasaporte, o nunca lo habían solicitado. Reconociendo esta dificultad y la urgente necesidad de ayudar a la gente a viajar a un lugar seguro una vez comenzado el bombardeo ruso, el gobierno ucraniano dio instrucciones a los funcionarios para que reconocieran cualquier certificado o documento de identidad - original o fotocopia - en las fronteras.

Judis, a transgender woman, walks down a street in Ukraine Judis, una mujer trans a la que los guardias fronterizos ucranianos impidieron cruzar a Polonia. Fotografía: Alessio Mamo/The Guardian

Pero en cuanto Judis llegó al paso fronterizo la semana pasada, dos guardias la detuvieron y le pidieron que los siguiera a una sala junto a la oficina de aduanas, donde la examinaron físicamente.

"Después, uno de los guardias me dijo: 'eres un tío, así que lárgate de aquí', y me dijo que debería estar agradecida de que no llamaran a la policía, a pesar de que tengo un documento legalmente válido que dice que soy mujer.

"'Vete a la guerra', me contestaron, añadiendo que más de 3 millones de personas ya habían huido del país y que no me iban a dejar salir".

Alice, de 24 años, una mujer trans de Brovary, una ciudad cercana a Kiev, contó una experiencia similar. Ella y su esposa, Helen, de 21 años, que se identifica como no binaria, fueron detenidas por los guardias fronterizos durante un intento de cruzar a Polonia.

"Nos llevaron a un edificio cercano al paso fronterizo", cuenta Alice. "Había tres oficiales en la habitación. Nos dijeron que nos quitáramos las chaquetas. Nos revisaron las manos, los brazos, me revisaron el cuello para ver si tenía la nuez de Adán. Me tocaron los pechos. Tras examinarnos, los guardias fronterizos nos dijeron que éramos hombres. Intentamos explicar nuestra situación pero no les importó".

Two women stand together in the centre of Lviv in Ukraine. Alice, de 24 años, una mujer trans de Brovary, una ciudad cercana a Kiev, con su esposa, Helen, una persona no binaria de 21 años, en Lviv. Fotografía: Alessio Mamo/The Guardian

Las asociaciones LGBTQ+ y los defensores de los derechos humanos alertan de que, desde el inicio de la invasión, las personas trans se están quedando sin hormonas por el cierre de farmacias y la falta de medicamentos en todo el país. "Si dejas de tomar las hormonas de repente, es extremadamente perjudicial para tu salud", dice Alice.

Bernard Vaernes trabaja para Safebow, una organización que ayuda a evacuar a personas vulnerables para ponerlas a salvo. Él y la fundadora de Safebow, Rain Dove Dubilewski, estaban con Alice y Judis cuando intentaron cruzar a Polonia.

"Este es el momento en el que tenemos que mostrar que hay gente que sufre, no sólo por la guerra, sino por el sexismo y la transfobia, y sin embargo [los que están en riesgo] no pueden irse", dice Vaernes.

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Vaernes afirma que el enfoque discriminatorio y hostil de Rusia hacia los derechos LGBTQ+ está aterrorizando a la comunidad trans de Ucrania. En 2013, se introdujo en Rusia una ley de "propaganda gay" que ilegaliza la promoción de los derechos de los homosexuales. El presidente Vladimir Putin ha descrito la fluidez de género como "un crimen contra la humanidad".

"Muchas de las personas trans con las que he hablado en Ucrania tienen miedo de Rusia", afirma Vaernes.

Closeup of a coat with a rainbow flag and other badges sewn on it. Judis: "Los guardias fronterizos ucranianos te desnudan y te tocan por todas partes". Fotografía: Alessio Mamo/The Guardian

Unos días antes de la invasión, la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Bathsheba Nell Crocker, advirtió en una carta del plan de Rusia de continuar con los abusos de los derechos humanos en las partes de Ucrania que ya ocupa.

"Estos actos (asesinatos, secuestros/desapariciones forzadas, detenciones injustas y el uso de la tortura) se dirigirían probablemente a quienes se oponen a las acciones rusas, incluidas las poblaciones vulnerables como las minorías religiosas y étnicas y las personas LGBTQI+", escribió Crocker.

Poco después de que estallara la guerra, la ONU instó a Ucrania a adoptar un enfoque "compasivo y humano" en la aplicación de la ley marcial, tras los múltiples informes sobre hombres ucranianos que desafiaban las órdenes de permanencia e intentaban huir a los países vecinos.

"Quiero ser libre para hacer lo que quiera en la vida", dice Judis. "Volveré a intentar cruzar la frontera porque tengo derecho a salir y a vivir. Y no me quedaré callada. No seré prisionera".

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