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¿Han dejado los atletas de salir del armario?

 

¿Han dejado los ATLETAS de salir del armario?

Hace unos años el mundo vivió un boom inesperado pero muy esperanzador: una cantidad más que respetable de atletas de distintas categorías y países se animaban a dar el paso y salir del armario.

Principalmente porque formaban parte de una generación a la que les extraño vivir su homosexualidad como algo oscuro y secreto. Pensarían que si en su vida normal no se esconden y pueden con su pareja de la mano por el mundo, ¿por qué no deberían hacerlo en su ámbito profesional?

El principal temor que siempre había era el de los patrocinadores: hace unas décadas nadie hubiera querido apostar por un deportista homosexual. Ahora, en cambio, parece que las cosas han cambiado. No hay más que ver como las marcas se pegan por ser las primeras del año en incluir los arcoiris en sus productos para poder presumir de que defienden y apoyan al colectivo LGBT.

 

El accidente del pene de un atleta saltando con pértiga en los Juegos Olímpicos de Río

El atleta británico Tom Bosworth sale del armario

 

Pero, desde hace un tiempo, ya no vemos tantos atletas salir del armario como antes. ¿A qué se debe?

Entre 2013 y 2014 vimos como Jason Collins se convertía en el primer jugador de baloncesto de la NBA en reconocer que era gay, a Robbie Rogers como el primer futbolista en salir del armario o Michael Sam, que hizo lo propio en la NFL.

¿Puede ser que realmente no estemos tan preparados para recibir a un deportista abiertamente gay? Está claro que ciertos deportes son más homófobos que la propia iglesia. Y para eso no hace falta más que ir a cualquier estadio de fútbol en el que la cantidad de neuronas es inversamente proporcional a los gritos homófobos que escucharás.

La parte triste de esta historia nos hace pensar que algo sigue estando podrido en el mundo del deporte. Todos queremos ver al primer jugador gay de X deporte, pero luego no le dan el apoyo necesario. ¿O quizá dárselo sería discriminación positiva?

 

 

Lo ideal sería que no tuviéramos ni que discutir estos temas. Que los jugadores sean gays o heteros nos debería dar igual, ya que solo nos importa como lo hacen en la cancha, en el estadio o donde sea que practiquen su deporte. Pero lamentablemente, ser abiertamente gay en ciertos ámbitos no solo es difícil, sino que te pone en la posición automática de activista por una causa, y quizá no todos quieran ser activistas, por mucho que apoyen la causa.

La parte positiva es que todos estos atletas han sido pioneros y han lanzado el debate. Muchos chicos y chicas LGBT saben que no deben temer a salir del armario y eso siempre es bueno. ¿Volveremos a ver más atletas de primer nivel salir del armario?

 

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