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La mayoría de los católicos quiere un acercamiento con la comunidad LGBT

CATÓLICOS Y LGBT

La mayoría de los católicos quiere un acercamiento con la comunidad LGBT.

La historia del catolicismo y de la Iglesia en general ya viene de largo, y son muchos siglos de homofobia, y lo peor de todo, que se relacione la homosexualidad con los curas pedófilos que campan a sus anchas por las iglesias y parroquias de todo el mundo. Sí, por un lavado de imagen rápido el Papa puede reconocer los más evidentes, pero está claro que esta institución tiene tatuado el abuso de menores en su ADN y no hay nadie que lo vaya a borrar, mucho menos desde dentro.

La Iglesia ha ido degenerando desde su nacimiento hacia un derroche de dinero, pasándose por el forro el concepto de austeridad que, eso sí, piden a los feligreses, pero ellos digamos que no se aplican el cuento. Además, su obsesión con creerse mejor que el resto les hace menospreciar al resto de religiones, a las personas ateas y por supuesto a los homosexuales. Su falsa compasión es un tipo de condescendencia que ni nos va ni nos viene, que no hemos pedido ni necesitamos. Pero parece que algo podría estar cambiando, quizá con las nuevas generaciones.

Una encuesta realizada a prácticamente 10.000 personas católicas de los países más católicos del mundo (Colombia, Brasil, Francia, Italia, Mexico, Filipinas, Estados Unidos y por supuesto España) ha querido dar luz sobre la realidad de los católicos frente a la homosexualidad. ¿Lo llevan bien? ¿Qué opinan de ellos? Y los resultados son cuanto menos interesantes y nos ayudan a entender su situación y cuál es el panorama ante el cual la comunidad LGBT se tiene que enfrentar tanto hoy como el día de mañana.

Uno de los puntos más fuertes es la frase "La Iglesia Católica debería reconsiderar la forma en la que enseña actualmente los temas LGBT por la salud mental de los niños y adolescentes". Con esta frase están de acuerdo el 63% de los católicos, algo que refleja muy bien como la realidad del día a día es muy diferente de la que vive la institución como tal. Los curas, los obispos y toda esa manada de aprovechados viven en una burbuja en la que no se mezclan en absoluto con la vida real. En cambio, literalmente cualquier persona católica conocerá a alguien homosexual, o tendrá a alguien en su familia, verá la televisión, leerá las noticias y verá que hoy eso ya no debería ser noticia, por lo tanto, no hay ni que curarlo ni tratar a las personas LGBT como si fueran pobres leprosos.

Otra frase crea una división prácticamente exacta: "Si sienten que ser LGBT es una decepción o algo malo, puede dañar seriamente la salud mental y el bienestar de un chico adolescente o un niño". Solo el 49% está de acuerdo con esta frase, con un 51% en contra, lo que nos recuerda que aún tenemos mucho que debatir. Ya que la gran lucha es hacer llegar a las nuevas generaciones que si te gustan los chicos o las chicas es exactamente lo mismo. Si sufren, que sea por desamor y porque son jóvenes, pero que no vivan con el miedo de decir cómo son realmente.

Aún nos queda muchísimo para ver un acercamiento con la Iglesia, pero como sucede con todo, es una cuestión de generaciones. Cuando vayan desapareciendo las generaciones que odian a las mujeres, los homosexuales y los inmigrantes en el corazón de la Iglesia, habrá sitio para personas nuevas, jóvenes, que conocen la realidad de cerca, y solo será entonces cuando haya esperanza para que esta institución sin sentido sea, al menos, respetable para el mundo.

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