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Bélgica está trabajando para acabar con la terapia de conversión LGTB+

"EN UN PAÍS PIONERO EN DERECHOS QUEER NO SE PUEDE PERMITIR ESTA PRÁCTICA"

En Bélgica se ha anunciado la prohibición de la "terapia de conversión", poniendo fin a esta cruel práctica para todas las personas LGBTQ+.

La Secretaria de Igualdad de Género, Igualdad de Oportunidades y Diversidad del Estado, Sarah Schlitz, dio más detalles en un comunicado de prensa.

"Bélgica es un país pionero en el ámbito de los derechos LGBTQ", rezaba una parte de la misma. "Numerosas reformas legislativas y esfuerzos sociales lo atestiguan, pero la prohibición [de las prácticas de conversión] estaba tristemente ausente de nuestro arsenal legislativo".

Bélgica es conocida por tener una amplia protección legal para las personas LGBTQ+.

Esto incluye la propuesta de reconocimiento legal de las identidades no binarias, anunciada en 2021.

Bélgica también cuenta con la política transgénero más veterana de Europa. Petra de Sutter se convirtió en viceprimera ministra en 2020.

La "terapia de conversión" suele definirse como cualquier intento de cambiar o suprimir la sexualidad o la identidad de género de una persona, a menudo con técnicas como la terapia de electroshock o la oración.

Ha sido ampliamente condenada por expertos y organismos sanitarios de todo el mundo, incluidos el Servicio Nacional de Salud y la Organización Mundial de la Salud, y algunos la comparan con la tortura.

El compromiso de prohibir las "terapias de conversión" fue asumido por primera vez por el gobierno de Theresa May en 2018, aunque aún no se ha aplicado en el Reino Unido.

El gobierno de España incluirá esta prohibición en la nueva ley trans en la que se está trabajando.

Las leyes previstas en Bélgica supondrían que los condenados se enfrentarían a una pena de hasta dos años de prisión y/o una multa de hasta 300 euros (258 libras).

La duración de la condena y el coste de la multa dependerán de si el agresor ocupaba una posición de autoridad, confianza o influencia, y de si la víctima era menor de edad o se encontraba en circunstancias especialmente vulnerables.

"La oportunidad de ser uno mismo y la libertad de vivir como uno quiere es un principio fundamental de nuestra sociedad que no debe comprometerse bajo ninguna circunstancia", añadió Schlitz. "Esta prohibición es un acto poderoso para proteger a las víctimas de esta violencia simbólica, psicológica y a veces física".

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