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La impactante realidad de la violencia digital contra la Comunidad LGBTQ+

EL 90% DE LOS MIEMBROS LGTBIQ+ SON VÍCTIMAS DEL ODIO EN TURQUÍA

Turquía: el 90% de las personas LGBTQ+ sufren violencia digital

Una nueva investigación ha determinado que el 90% de las personas LGBTQ+ de Turquía son objeto habitual de violencia digital.

Esta violencia digital, que suele comenzar con insultos y palabras malsonantes, escala rápidamente a acecho, chantaje, acoso, deadnaming, doxing y campañas de odio.

Los investigadores, que encuestaron a 305 personas y realizaron otras diez entrevistas en profundidad, descubrieron que es especialmente frecuente que la violencia digital pase de un entorno virtual a otro físico.

An LGBTQ+ flag draped over protestors.

Según la encuesta, mientras que la mayoría de los agresores digitales permanecen en el anonimato en Internet, aquellos cuya identidad se conoce son casi siempre miembros del círculo social de la víctima, como un familiar, un amigo o su pareja.

En otros casos, el autor se clasificó como partido político, político, periodista, académico u organización de medios de comunicación.

Como era de esperar, la encuesta también determinó que los excesivos niveles de incitación al odio que se manifiestan en Internet tienen un impacto directo en la salud mental de las personas LGBTQ+.

Además de dejar a las personas con sentimientos de rabia, infelicidad, inseguridad y pérdida de valor, los niveles extremos de violencia digital anti-LGBTQ+ no han dejado a muchas víctimas otra opción que autocensurarse y renunciar a su libertad de expresión cerrando sus cuentas sociales.

La conclusión de que nueve de cada diez personas LGBTQ+ en Turquía sufren algún tipo de violencia digital se produce poco después de que el líder del Estado, Recep Tayyip Erdogan, dijera que no "reconoce a las personas LGBT".

Turkey's president Recep Tayyip Erdoğan, who has a history of making anti-LGBTQ+ remarks, wears a suit and tie as he holds up both his hands while speaking into a microphone

Mientras hacía campaña para otro mandato de cinco años a principios de este año, Erdogan declaró que la comunidad homosexual era "veneno" y una "calamidad que amenaza la supervivencia de nuestra sociedad".

Aunque la homosexualidad no es ilegal en Turquía, la discriminación contra las personas LGBTQ+ es frecuente, y no gracias a los comentarios de Erdogan.

A principios de verano, más de 100 personas fueron detenidas por la policía por participar en la Marcha del Orgullo de Estambul, en la capital del país, una celebración prohibida por noveno año consecutivo.

A pesar de la prohibición, cientos de personas acudieron a ambas ciudades, lo que obligó a la policía a cortar el transporte público y algunas carreteras.

Los asistentes al Orgullo ondeaban banderas y portaban pancartas en las que se podía leer "Corre Tayyip, corre. Queers are coming", en referencia al presidente del país, y "Liberation for queers will shake the world".

En septiembre, el organismo de control de los medios de comunicación del país, RTÜK, aprobó un anuncio de televisión que promovía un acto contra la comunidad LGBTQ+ organizado por la organización de valores familiares Büyük Aile Platformu.

Ese mismo mes, Erdogan se quejó ante las Naciones Unidas de lo que denominó "colores LGBT" que se exhibían en su Asamblea General, salvo que no eran los colores de la bandera del Orgullo. Eran los 17 colores asociados a los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU.

Como era de esperar, este año IGLA-Europa situó a Turquía entre los países menos respetuosos con las personas LGBTQ+ de los 49 países europeos que figuran en su Mapa e Índice Arco Iris. El grupo otorgó a Turquía un mísero 4% en su clasificación sobre las prácticas jurídicas y políticas del país para las personas LGBTQ+.

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