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Así se crearon los primero Juegos Gay de la historia

OCURRIÓ EN 1982 GRACIAS A TOM WADDELL Y SUS COMPAÑEROS

Cómo un atleta homosexual se enfrentó a las Olimpiadas para crear los primeros Juegos Gay de la historia

En 1982, homosexuales de todo el mundo se reunieron en San Francisco para participar en lo que se convertirían en los primeros Juegos Gays de la historia.

Fue un momento histórico para las personas LGBTQ+. Durante demasiado tiempo, muchos se habían sentido excluidos de los espacios deportivos convencionales a causa de su sexualidad.

Tom Waddell fue uno de ellos. Antiguo atleta olímpico, concibió la idea de los Gay Games tras unirse a una liga gay de bolos en 1972.

Desde el principio, Waddell tuvo que hacer frente a las críticas por intentar organizar un acontecimiento deportivo gay internacional. En un principio, los Juegos se llamaron Olimpiadas Gays, pero una demanda del Comité Olímpico Internacional a menos de tres semanas de su inicio puso fin a la iniciativa.

Los Juegos Gays, como así se llamaron, siguieron adelante y fueron un éxito rotundo. Tina Turner actuó en la ceremonia de apertura y Stephanie Mills en la de clausura.

Pero quizá el mayor logro fue el enorme número de atletas LGBTQ+ que acudieron a participar. 1.350 competidores de más de 170 ciudades tomaron parte en deportes que iban desde el baloncesto hasta el levantamiento de pesas a lo largo de la semana que duraron los juegos, del 28 de agosto al 5 de septiembre de 1982.

Waddell basó sus Gay Games en los Juegos Olímpicos, pero no trasladó todos los aspectos. No le gustaba el nacionalismo que se da cuando los atletas representan a sus países, así que en su evento los participantes representaban a sus ciudades.

También prohibió el recuento de medallas, las ceremonias de entrega de medallas y el registro de récords atléticos. A diferencia de otros grandes acontecimientos deportivos, los Gay Games eran una oportunidad para celebrar el atletismo queer, no para enfrentar a unos contra otros.

Trágicamente, Waddell murió de una enfermedad relacionada con el sida en 1987, pero su sueño siguió vivo. Los Gay Games siguen celebrándose cada cuatro años (en noviembre tendrán lugar en Hong Kong, con un año de retraso gracias a COVID) y constituyen un fascinante modelo de lo que puede conseguirse cuando las personas LGBTQ+ crean sus propios espacios.

Tom Waddell speaking about the first Gay Games in 1982.

R Tony Smith ha colaborado ampliamente con los Gay Games durante años en marketing, planificación de eventos y, finalmente, en su junta directiva. También ha participado como jugador de voleibol.

"Para mí, el voleibol no es sólo una afición y un deporte, sino un conjunto de valores: el juego limpio, dar lo mejor de uno mismo y participar, y esas tres cosas son el mantra de los Gay Games", explica Smith.

"La misión de los Gay Games es promover la igualdad a través del deporte y la cultura, y se remonta al movimiento Black Power", afirma, haciendo referencia al histórico momento en que los atletas afroamericanos Tommie Smith y John Carlos levantaron sus puños enguantados de negro en señal de saludo mientras subían al podio mientras sonaba "The Star-Spangled Banner" en los Juegos Olímpicos de México 1968.

"Fue la primera vez, al menos en la historia, que el deporte internacional se utilizó como plataforma para cuestiones políticas y sociales", afirma.

Los Gay Games son la versión deportiva del bar gayLGBTQ+ athletes holding Pride flags at the 2018 Gay Games.

El hecho de que Waddell tuviera que enfrentarse a la oposición demuestra por qué los Gay Games siguen siendo tan importantes hoy en día. Mucho ha cambiado en los años transcurridos desde aquellos primeros Juegos, pero las personas LGBTQ+ siguen siendo criminalizadas en muchas partes del mundo.

"Tener espacios seguros nos permite ser quienes somos. Cada uno de nosotros en el mundo, LGBTQ+ o no, cuanto más auténticos seamos con nosotros mismos, mejor será el mundo", añade Smith.

Jon Holmes, fundador de Sports Media LGBT+, se hace eco de este sentimiento.

"El panorama general de la sociedad en este momento es que hay mucha oposición a las formas de ser más inclusivos en el deporte", dice Holmes.

"Los Gay Games van más allá. Las personas [que] compiten no son sólo personas LGBT, sino que han encontrado espacios de inclusión en cualquier deporte o actividad que practiquen, pero les encanta acudir a los Gay Games por su sentimiento predominante de acogida y comodidad.

"Es como la razón por la que vamos a discotecas gays. No es que no vayamos a clubes nominalmente para heterosexuales y no lo pasemos bien -podemos seguir haciéndolo-, pero hay algo muy especial en estar en un lugar donde sabes que otros comparten esa parte de lo que eres y puedes celebrarlo juntos en el deporte".

People pictured at the opening ceremony of the 1994 Gay Games.

Esto es especialmente importante en un momento en que las personas trans y no binarias a menudo se ven excluidas por completo del deporte.

"El discurso en torno a la inclusión de los transexuales en el deporte se ha vuelto aún más virulento y divisivo, y los principales órganos rectores están sometidos a presiones para que renueven sus normas y políticas a fin de adaptarlas a la mayoría ruidosa", afirma Holmes.

"Naturalmente, las personas que salen peor paradas por ello [son] los poquísimos deportistas trans y no binarios que tal vez pensaban que habían encontrado un deporte para ellos, pero que posiblemente ahora tengan que replanteárselo debido a esta presión".

Mientras las personas LGBTQ+ esperan -y luchan- por la plena inclusión en el deporte, al menos saben que siempre tendrán los Gay Games, un espacio donde pueden ser plenamente ellos mismos, sin preguntas.

Por encima de todo, por eso su misión sigue siendo tan importante 40 años después.

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